Los GenZ aprendieron que sus ambiciones importan más que las de las grandes empresas. Por eso, buscan empresas que aparentan ser más humanas y ofrecen mejores sueldos que las demás. Cuando las cosas no son lo que aparentaban ser, ellos no hesitan en decirle adiós y volver a empezar. Las constantes criticas a su falta de comprometimiento con el trabajo no les molesta.
Quiet quitting, un concepto viejo que literalmente significa “renunciar en silencio”, hoy ganó una nueva definición: hacer el trabajo para el que fueron contratados y nada más, a menos que les paguen extra por ello. La idea va más allá de simplemente poner barreras sobre la carga laboral. Se espera, con el quiet quitting, cambiar la actual dinámica de trabajo de las empresas.
Los GenZ quieren cambiar ese concepto que creamos los millenials de que el trabajo es nuestra segunda casa y que nuestros compañeros son como nuestra familia. No, para ellos no es así. Aunque amen las actividades que desempeñan y sus compañeros sean también sus amigos, tienen bastante claro que están ahí porque necesitan el trabajo y porque la empresa los necesita.
Yo soy la típica millenial, hago todo lo que me piden porque trabajo bajo la ilusión de que para destacarme tengo que mostrar que soy capaz de desempeñar actividades que nada tienen que ver con la carrera que elegí seguir. Así logré crescer y llegar hasta donde quería en todas las empresas donde trabajé. A qué costo?
Cuatro vezes sufrí el tan hablado síndrome de burnout. Cuatro veces renuncié y empecé de nuevo, en lugares y empresas distintas. El problema fue que ni yo ni las empresas habíamos cambiado: yo seguía creyendo que tenía que hacer todo lo que me pedían y las empresas seguían pidiéndome mucho más de lo que me correspondía. Me enfermé, me deprimí, subí de peso, y para qué?
Como líder, lideré personas de la generación Z y por mucho tiempo compartí de ese pensamiento capitalista de que ellos no quieren trabajar. Hoy veo que esperaba de ellos el mismo comportamiento enfermizo que tenía dentro del ambiente laboral. (No hablo de la gente perezosa, hablo de la gente que trabaja bien.) Inconscientemente, un líder que hace más de lo que le corresponde, espera lo mismo de su equipo, porque eso es lo que la empresa le pide.
La empresa espera más de sus empleados, consecuentemente los empleados esperan más de la empresa, pero se equivocan los que creen que es una relación cíclica, es linear, porque solo existe porque el empleado depende más de la empresa que la empresa del empleado. O sea, esa toxicidad laboral arranca con la empresa y termina con el empleado, sea cuando él renuncia o cuando acepta trabajar bajo esas imposiciones laborales.
¿Qué están haciendo los GenZ? Transformando esa cultura de dependencia empleado-empresa en una cultura de codependencia, donde ambas partes son conscientes de su importancia para el funcionamiento de la empresa. Cambiando esa relación de linear a cíclica. ¿Cómo lo están haciendo? Además del quiet quitting, los GenZ también son adeptos del big quit, la gran renuncia, que es la renuncia en masa de empleados dentro de una misma empresa o de un mismo sector. Eso pasa cuando las empresas o sectores no se adaptan a las necesidades de las nuevas generaciones. Los GenZ, diferentemente de los millenials, renuncian antes de llegar al burnout.
¿Qué se espera que resultará de esos movimientos?
Las empresas tendrán que adaptarse, no les queda otra. Ya a nadie le interesa una oficina con mesa de Pingpong y sala de TV. Los beneficios de salud, comida y transporte ya no son tan atractivos como antes. La gente quiere mejores sueldos, más clareza y compromiso por parte de la empresa, jornadas laborales más cortas y siempre que posible, trabajar desde casa.
En teoría, tanto las empresas como los empleados serán beneficiados con esos cambios. Nos toca esperar a ver qué pasa.
Obviamente nada de lo que escribí acá aplica para los pobres. Los pobres seguirán siendo pobres, porque ningún sistema les favorece.
Deixe um comentário